En cuatro días he recibido correos con publicaciones de, precisamente, cuatro nuevos dinosaurios. Si, cuatro dinosaurios completamente nuevos acaban de salir publicados, y yo con estos pelos. Y sin apenas trascendencia, lo cual me ha extrañado. Lo realmente curioso es que todos ellos han salido publicados en la misma revista científica, llamada «Anais da Academia Brasileira de Ciências«, que va a dedicar un volumen a las publicaciones del «Third Gondwanan Dinosaur Symposium«. Los nombres de los recién llegados son Atacamatitan, Oxalaia, Angolatitan y Pamparaptor. Curiosamente, dos de ellos son dinosaurios terópodos (carnívoros) y los otros dos, saurópodos (gigantes de cuello largo). Y precisamente los terópodos y saurópodos forman conjuntamente el órden o clado de los saurísquios (Saurischia). Y de ahí que haya puesto este nombre pintoresco al post.
Pero espera, ¿órden o clado? ¿Qué quiere decir eso? Seguramente lo de «órden» nos suene a todos, aunque sea de lejos. Todos hemos oído hablar de que los diferentes seres vivos forman parte de grupos a los que se les suele llamar a la ligera «familias». Es común oír decir que un dinosaurio u otro animal «pertenecía a la familia» que sea. Pero lo cierto es que está definido lo que una familia es cuando hablamos de clasificación de seres vivos. En las ciencias biológicas, una familia es una categoría taxonómica situada entre el orden y el género (o entre la superfamilia y la subfamilia), por lo que podemos decir que es un «conjunto de géneros». En ese sentido, un órden es un conjunto de familias o subórdenes. Y de ahí que hablasemos del Órden Saurischia.
No obstante, esta clasificación de los seres vivos está obsoleta. Porque antes, cuando veíamos el mundo de un modo completamente estático, sólo se buscaba ordenar a los seres vivos. Y precisamente, una organización jerárquica es muy eficiente para poder tratar con seres vidos que comparten semejanzas y presentan particularidades.
Como ya sabéis, todo esto cambió desde los trabajos de Darwin y Wallace, así como todos aquellos que les siguieron. Y lo cierto es que el nuevo modo de ver el mundo encaja mucho más con la biodiversidad que se observa a lo largo y ancho del planeta. Y no digamos ya con el registro fósil. De modo que las ciencias de la vida y de la tierra se quitaron sus viejas gafas con fotos opacas a modo de lentes. Y lo que vieron fue un mundo en constante cambio.
Medallas conmemorativas de Charles Darwin y Alfred Russell Wallace,
responsables del descubrimiento de la evolución. Aunque trabajaron
por separado, llegaron a las mismas conclusiones, y presentaron
conjuntamente sus conclusiones ante la Linnean Society
of London el 1 de julio de 1858.
En este contexto, si unos animales (o seres vivos en general, vaya, pero es que la cabra tira al monte) descienden de otros… ¿cómo van a compartir ser géneros de una misma familia, cuando su posición en el árbol evolutivo es diferente? Preguntas como esta empezaron a resquebrajar la taxonomía clásica… pero no temáis, porque en parte se sigue usando. Si, hay muchas cosas de la taxonomía clásica que siguen siendo útiles, por lo que muchos científicos la siguen usando. Aunque la verdad es que nosotros, los paleontologos de vertebrados, la abandonamos hace tiempo.
En su lugar, se ha popularizado el uso de la Cladística (¡tachán!). La cladística no agrupa a los animales por su parecido y los separa por sus diferencias, creando grupos. En la cladística, los únicos grupos que se usan son los monofiléticos. Y a esos grupos se les llama clados.
¿Las manzanas cómo se acuestan para tener manzanas?
Vayamos por partes. Echad un vistazo al caso A. Las manzanas azul y verde proceden de ancestros directos diferentes, pero sin embargo se les llama en conjunto «A». Por lo tanto, según un punto de vista cladístico, el grupo A sería «polifilético«, o formado por taxones de diferentes linajes no relacionados. Y por ello, no sería válido en ningún caso.
En el caso de B, las manzanas amarilla, verde y azul tienen un ancestro común. Pero, sin embargo, no todos los descendientes de este ancestro están incluidos en B. Entonces, diríamos que B es un grupo «parafilético«. En principio no se deberían usar los grupos parafiléticos, y de hecho, en sistemática filogenética (otro modo de llamar a la cladística) no se usan. Sin embargo, suelen ser útiles para denominar de manera informal a un conjunto de formas primitivas. Es por ejemplo el caso de los «reptiles» si no se incluyen las aves o los mamíferos en su definición. Otro día si eso ya hablamos de este caso con más detalle.
Por último, en el caso de C, éste incluye a un grupo de manzanas con ancestro común y sus descendientes. Por lo tanto, decimos que es un grupo natural, y monofilético (formado por un sólo linaje). Y los grupos monofiléticos son los que usamos en cladística y a los que llamamos clados.
El Doctor lleva unas «gafas de ver procesos evolutivos».
A pesar de este cambio de concepción al ponernos las «gafas de ver los procesos evolutivos»*, muchas clasificaciones de animales que se habían hecho previamente siguen siendo válidas, ya que su agrupación por semejanzas ha resultado ser coherente con su origen evolutivo. Por lo tanto, hay categorías taxonómicas que son a su vez clados. Y uno de esos casos es el de los saurísquios, el clado de agrupa a los dinosaurios terópodos y sauropodomorfos. Y como él hay cientos de casos en biología y paleontología… sólo hay que saber verlo. ¿Tenéis las gafas preparadas?
Este post participa en el II Carnaval de Biología, cuyo blog anfitrión es en esta ocasión «La Muerte de un Ácaro» de @SergioEfe.
 * Las «gafas de ver los procesos evolutivos» están basadas en las «gafas de ver matemáticas» a las que nos hacía referencia José Rodríguez, el mejor profesor de Matemáticas que jamás he tenido… aunque quizás en su momento no éramos conscientes…

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