Coged un artrópodo marino cualquiera… una gamba, por ejemplo. Pegadle la cabeza de un Anomalocárido. Un telson similar al de los Xifosuros. Y para rematar, unas «aletas» fijas triangulares… ¿estamos jugando al Spore? No, estamos leyendo el último Science del equipo de Derek Briggs. Echad un vistazo a este descubrimiento aqui mismo. Brutal!

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