Si, este artículo va de carnívoros. Pero no de animales carnívoros en general, sino de dinosaurios. Los llamados terópodos son los dinosaurios carnívoros, esos maravillosos depredadores que nos hacen pensar en los dragones legendarios, capaces de romper alambradas, comerse abogados escondidos en retretes, abrir puertas, pensar, planear ataques y liarla parda en islas de la costa de Costa Rica o en las calles de San Diego. ¿A quién no le van a gustar?
UCS &Amblin.
Hace un par de años salió publicado un artículo de dientes de terópodo que se habían ido recogiendo durante 10 años de excavaciones y prospecciones en Riodeva, sobre el que podéis leer aquí. Para resumir, en ese artículo se clasificaban los dientes en grupos de terópodos, pero nunca se puede llegar a decir a qué dinosaurio concreto pertenecieron. Es lo que tienen los dientes aislados. Puede que con herbívoros se pueda llegar a más, pero en terópodos hay que ser MUY cautos.
Tres dientes, tres terópodos. Los que hoy nos ocupan son los grandes.
Los resultados de aquel primer artículo fueron los siguientes: El primer morfotipo, compuesto por un único diente gigantesco, de 98 mm de altura de corona, parecía ser afín a los Carcharodontosaurios o Megalosaurios. El segundo grupo, un puñadete de dientes medianos, parecía ser afín a los Alosaurios, y un último grupo de pequeños dientes presentaba afinidad con los Dromeosaurios Para más detalles y para saber qué grupos son estos, podéis entrar en el artículo original aquí.
Bicho portador del diente grande o Morfotipo A. Básicamente un bicharraco carnívoro
que no te quieres encontrar al girar la calle.
Pero espera, ¿podía pertenecer a dos grupos distintos? La mala leche de los Megalosaurios es que tienen dientes muy semejantes a los Carcharodontosaurios. ¡Y muy grandes, también! Por eso, el Morfotipo A tuvo que quedarse en «Tetanurae indet.». Pero los recientes hallazgos, junto a unas pizcas de sentido común, han permitido avanzar. Y tras el estudio exhaustivo de varios dientes de varias localidades de esta misma edad y formación, se puede agrupar a todos los dientes de carnívoro grande en un mismo grupo. Y por si fuera poco, las medidas, proporciones y abundancia de dentículos en su borde aserrado son agrupables con los dientes asignados a Torvosaurus en Portugal. ¿Y qué es el Torvo? ¡Un megalosaurio!

Decía que se usaba sentido común. Y he aquí cómo: Carcharos del Jurásico superior sólo se conoce Veterupristisaurus de Tanzania. Los Megalos eran MUCHO más abundantes en aquel tiempo. Y si echamos un vistazo a las áreas más cercanas y de edad semejante, encontramos al propio Megalosaurus en Reino Unido y a Torvosaurus en Portugal. Así que todo apunta a que el gran carnívoro de las faunas ibéricas jurásicas era un megalosaurio.

Un megalosaurio gigantón alimentándose de un pobre turiasaurio. FCPTD-FG.

Pero además, otros fósiles de mega-carnívoros han sido estudiados y publicados por paleontólogos de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis y la Universidad de Colorado Denver. Se trata de un rastro con grandes huellas tridáctilas, pues casi alcanzan 60 cm de longitud, y un gran diente, procedentes de El Castellar y Formiche Alto (Teruel, España), respectivamente. Ambos hallazgos se enmarcan en sedimentos de la Formación Villar del Arzobispo (Titoniense-Berriasiense, tránsito Jurásico-Cretácico, con unos 145 millones de años de antigüedad). Las huellas tridáctilas estudiadas, localizadas en el yacimiento El Castellar, poseen características únicas en comparación con otras huellas producidas por grandes carnívoros en cualquier parte del mundo. Por este motivo, en el estudio científico se define un nuevo tipo de huellas: Iberosauripus grandis (“pie del lagarto ibérico grande”). Además, en este estudio se divide las huellas de grandes terópodos del Jurásico Superior de Europa, Norteamérica y Asia en dos grupos distintos, cuyos productores fueron probablemente terópodos alosáuridos y megalosáuridos. ¡Fíjate tú, los dos morfotipos mayores de dientes que ya se identificaron!

Réplica de las huellas de Iberosauripus en el Museo Aragonés de Paleontología (Dinópolis). FCPT-D.

Por otro lado, el nuevo diente procedente de Formiche Alto se atribuye a un dinosaurio terópodo megalosáurido, como otros tres grandes dientes de Riodeva y Galve (Teruel) y de Alpuente (Valencia). Este tipo de dinosaurios pudo llegar a alcanzar los 12 metros de longitud y poseían dientes de hasta 10 cm de corona. Gracias al análisis de dichos rastros de huellas y dientes, se concluye que las faunas de dinosaurios del Jurásico superior y tránsito Jurásico-Cretácico en esta parte de España incluyen, al menos, dos tipos de dinosaurios carnívoros de gran tamaño. Además, la presión depredadora de estos terópodos pudo ser una de las causas decisivas para estimular el crecimiento hasta tamaños gigantescos de algunos dinosaurios comedores de plantas, como el saurópodo Turiasaurus riodevensis.

Por si esto fuera poco (que, obviamente no), ha salido otra publicación en que se define una nueva especie de Torvosaurus en Portugal. Según este trabajo, el megalosaurio luso recibe el nuevo nombre de Torvosaurus gurneyi, y se diferencia del Torvosaurus tanneri americano por diversas características en su osteología. Pero lo que es de importancia en este artículo para el tema que nos ocupa es que, segñun estos autores, T. gurneyi fue el mayor depredador del Jurásico en Europa. ¿A que mola cuando las investigaciones de equipos diferentes apuntan en una misma dirección?

Reconstrucción de T. gurneyi. ¡Bicharraco! Hendrickx & Mateus 2014.

Por lo tanto, en las faunas finijurásicas de Europa, y en especial de la Península Ibérica hubo un gran carnívoro que no tenía nada que envidiar al famosísimo Tyrannosaurus rex. ¡Que quede claro!

Referencias:
– Cobos, A. et al. 2014. Megatheropods as apex predators in the typically Jurassic ecosystems of the Villar del Arzobispo Formation (Iberian Range, Spain). Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology 399:31-41.
– Hendrickx, C. & Mateus, O. 2014. Torvosaurus gurneyi n. sp., the Largest Terrestrial Predator from Europe, and a Proposed Terminology of the Maxilla Anatomy in Nonavian Theropods. PLoS ONE 9(3): e88905.

Este post participa en la VII edición del Carnaval de Geología alojado por «Veritas est in puteo«.

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