Se tiene la idea de que los huesos, al fosilizarse, se convierten en una especie de réplica en roca, conservando únicamente su forma externa, como si alguien hubiese sacado un molde y luego lo hubiese rellenado con cemento. ¡Pero lo cierto es que esto no tiene nada que ver con la realidad! Hay muchas cosas que sobreviven del hueso original, como la propia microestructura. Este es el campo de estudio de la Paleohistología, y recientemente tuvo lugar un simposio especializado en Barcelona. ¿Quieres saber más? Pásate por El Ojo de Darwin.

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