Tenía pensado llamar a esta entrada «Paleontología para padres» o «Dinosaurios para adultos» pero en el último momento, me decantá más por este título. ¿A qué viene este parrafazo? Bueno, pues a un sesgo que nos acompaña en nuestra profesión, una cruz que, hoy por hoy, aún llevamos a rastras.
El colectivo más atraído hacia los dinosaurios es la muchachada, sin duda alguna. De pequeños, a todos nos encantan los animales, sean reales o fantásticos. Y los dinosaurios se llevan la palma, porque culturalmente representan algo intermedio. Son tan impresionantes como un dragón, pero casi tan palpables como un león. Los juguetes, camisetas, pijamas, mantas, libros y zapatillas con motivos dinosaurianos abundan para los más jóvenes, hasta el punto de que parecen haberse convertido en motivos recurrentes para productos destinados a los niños. Pero detrás de todo esto hay un peligro: que a cualquier cosa con dinosaurios se le pone la etiqueta de «para niños». Así mismo, muchos niños fantasean en su infancia con ser paleontólogo, arqueólogo o astronauta. Sueños que muchos abandonan conforme crecen. Y esto también colabora a esa imagen infantil de la paleontología.
¿Lo tendrán en tallas adultas?
Pues bien, vamos a aportar unas cuantas evidencias de por qué la Paleontología es mucho más que eso, es una ciencia adulta, mucho más complicada que lo que se ve a simple vista, y con consecuencias y aplicaciones que van más allá del mundo de las noticias curiosas.
Primero: no sólo de dinosaurios vive el paleontólogo
Porque la paleontología es el estudio de la vida del pasado a través de sus fósiles. Por lo tanto, un paleontólogo puede estudiar dinosaurios, mamíferos, peces, ammonites, cangrejos, foraminíferos, helechos, palmeras, pólenes, plancton, estromatolitos, bacterias… ¡toda la diversidad biológica que ha pululado sobre esta roca!
Segundo: inferencia y método científico
Hay veces que la paleontología da la imagen de «búsqueda de tesoros». Llegas al campo, tienes suerte, y encuentras un esqueleto completito, articulado y cubierto por fina arenilla. La verdad es que encontrar un esqueleto completo es algo excepcional: la mayoría de veces los restos son fragmentarios, y es gracias a la anatomía comparada que podemos saber a qué animales pertenecieron estos restos. Las reconstrucciones de sus relaciones de parentesco son también fruto de un análisis riguroso de las características del bicho en cuestión, su codificación de manera binaria (normalmente) y su posterior procesado gracias a softwares especializados. Los «invertebristas» nos llevan ventaja en el aspecto de encontrar enteros los ejemplares: mientras que de un mastodonte encontrar un hueso entero es una suerte, los ammonites enteros pueden llegar a recogerse a puñados.
Tercero: patrimonio paleontológico
Nadie llega a la montaña y se pone a cavar sin más. Todo fósil es el registro de un ser vivo del pasado, único e irrepetible, y por lo tanto está protegido por las leyes de patrimonio. Entonces, incluso los paleontólogos profesionales tienen que presentar a los gobiernos proyectos de actuación, pedir permisos a los propietarios de los terrenos, dar informe al organismo de patrimonio cultural o natural de turno… porque es como debe hacerse.
Cuarto: geología y estratigrafía
¿Cómo sabemos que nuestro bicho es tan «viejo»? Los sedimentos en los que lo encontramos se depositaron en una determinado momento, y gracias al estudio de la geología del entorno, podemos llegar a saber, de una manera bastante exacta, los millones o miles de años que lleva ese hueso aburriéndose en la roca. Incluso los propios fósiles pueden usarse como «guías», si tenemos bien registrada la aparición y extinción de una especie.
Cinco: biología evolutiva
Porque la paleontología puede rellenar los huecos existentes al tratar de completar el arbol evolutivo de la vida en la Tierra, y de hecho lo hace. La mayor diversidad está en el registro fósil, y en él podemos observar las «formas transicionales» entre grupos de animales que hoy vemos como completamente separados. Y estos estudios pueden llegar a cambiar nuestra percepción de los animales actuales: nunca veremos un pollo del mismo modo desde que sabemos que son dinosaurios…
To be continued… Si se os ocurren más razones e implicaciones que os gustaría ver representadas, podéis dejar sugerencias!
Hola Pak!
Gran artículo…
No sé, creo que también se podría mencionar el paleoarte que va más allá de dibujar dinosaurios solamente, pues se trata de una aplicación artística fundamentada en conocimientos de biología y anatomía fundamentalmente y su valor y peso dentro de la difusión de la paleontología..
Muy buena idea. Quixas dedique un post precisamente a esto. Ya hablamos más del tema! 😉