«¡Majestad! ¡Nos van a acribillar a dislikes por ese comentario!» Lumière en Walt Disney Pichas 2 por HDub.

¡La que se ha liado con este tema! Cuando leí la nota de prensa aquí me pareció que era un trabajo muy redondo y creí que podía salir un artículo muy interesante, y empecé a bocetear los stegos que acompañan estas líneas. ¡Y luego se lió más parda! Pero si, empecemos por el principio.

Stegosaurus es uno de los dinosaurios más conocidos, ese precioso y majestuoso herbívoro de finales del Jurásico, con su lomo cubierto de placas óseas y con la cola rematada por dos pares de púas. En una de sus especies, Stegosaurus mjosi, se han descrito dos tipos de placas, unas puntiagudas, con forma de gota (las típicas que tenemos en mente para este bicho) y otras redondeadas y de mayor tamaño. ¿Son en realidad dos especies distintas? ¿Unas eran de jóvenes y otras de adultos? ¿Variaban de redondeadas a picudas o al revés a lo largo de la espalda? ¿Es sin más una variación intraespecífica entre individuos? ¿O se trata de dimorfismo sexual?

Evan Saitta, estudiante de doctorado en la Universidad de Bristol ha publicado recientemente sus concluiones en un artículo de PloS ONE en el que analiza una a una las diferentes hipótesis. Y como mola mucho, veámoslas por separado.

¿Es un caso de variación intraespecífica entre individuos? En cualquier población de una especie, como en la nuestra, los caracteres varían, ya sea de manera categórica (unos tenemos los ojos marrones, otros azules, otros verdes) o continua (yo mido 184, otros 183, otros 190, otros 172…). Por lo tanto, si esta variedad de forma en las placas se debiera a esta diversidad interna de la espece, cabría esperar placas con características intermedias. Pero no es así, sólo hay placas de un morfotipo u otro.

¿Es un caso de variación en un mismo individuo? Podría darse que un mismo estegosaurio tuviera placas de ambos tipos, en cuyo caso, las placas puntiagudas y las redondeadas estarían localizadas en diferentes sitios de su espalda, y presentarían las características que se espera de unas placas cervicales, dorsales o caudales. Pero no es así: tanto las picuras como las redondeadas tienen sus propios representantes cervicales, dorsales y caudales.

¿Y si eran dos especies diferentes? Es dificil descartar esta posibilidad, ya que el concepto de especie en Paleontología se las trae. No podemos ver si hay descendencia fértil, de modo que sólo queda analizar la morfología de los fósiles. La mayoría de especímenes estudiados procedían de un mismo yacimiento, en el que no había mezcla de restos de otros dinosaurios, y el resto de huesos (a parte de las placas) no muestra diferencia alguna entre ellos.

¿Y si estas placas variaban cuando el individuo crecía? ¡Si así fuese, podríamos observar tejido óseo joven en una de las morfologías, y adulto en la otra! Y Saitta realizó cortes de las placas y otros huesos del yacimiento, y todos los individuos parecían ser adultos, unos más viejos que otros, pero adultos hechos y derechos.

Tras analizar estos datos, y visitar ejemplares de estegosaurios de todo el mundo, en el trabajo publicado en PLoS ONE Saitta propone que las dos morfologías de las placas pudieron deberse a dimorfismo sexual. ¿Y qué es eso? El dimorfismo sexual es el motivo por el cual podemos ver un individuo de alguna especie e identificar a qué sexo pertenece, y se expresa mediante caracteres sexuales secundarios. Asi pues, tener las placas puntiagudas o redondeadas pudo ser un caracter sexual secundario. Pero queda por responder una pregunta, ¿cuál era chico y cual era chica? ¿Salía alguien al parque y levantaba las faldas a los dinosaurios?

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Saitta usó como ejemplo los bóvidos actuales, en los cuales hay una característica ligada al sexo, el tamaño de las cornamentas, que ademas tiene base ósea y cubierta de queratina, como se ha propuesto para las placas de estegosaurios. En bóvidos, los machos tienen los cuernos de mayor tamaño y crecen durante más tiempo. En parte, porque se usan como reclamo para atraer hembras. Y propone que en estegosaurios pudo funcionar de un modo semejante, por lo que las placas mayores (las redondeadas) serían las pertenecientes a los machos. Curiosamente, la microestructura de las placas redondas demostraba que eran adultos «jóvenes», que todavía podían crecer un poco. ¿Coincidencia? Suena bonito, sin duda, aunque usar ese análogo esté más que cogido por los pelos.

Lo cierto es que me preocupan los machos de estegosaurio, porque significa que para la cópula, tendrían que encaramarse a una hembra con placas PICUDAS, lo cual podría ser una escena con 50 sombras fácilmente. ¿Pero quiénes somos para juzgar lo peculiares que fuesen sus gustos?

Y ahora llega el culebrón: se ha armado revuelo con este artículo. Por lo visto, hay paleontólogos consahgrados que critican que sus datos estén sesgados, que se haya apoyado en reconstrucciones de museos que no sean ejemplares completos, sino quimeras de individuos, y que haya estudiado material de museos privados. Yo he leído de principio a fin el artículo de Saitta, y me parece que para ser un primer trabajo de investigación de un jóven paleontólogo, está de sobresaliente. Con cosas cogidas con pinzas, si, y mucho.  ¿Pero no es a través de plantear hipótesis como avanza la ciencia? Estará mejor o peor construída la hipótesis, pero no hay que negarle que es muy interesante su propuesta. Habrá que esperar a ver si nuevos estudios lo contrastan y validan o rechazan. ¡Así es la vida!

Referencia: Evan T. Saitta (2015). Evidence for Sexual Dimorphism in the Plated Dinosaur Stegosaurus mjosi (Ornithischia, Stegosauria) from the Morrison Formation (Upper Jurassic) of Western USA. PLoS ONE 10(4): e0123503. doi:10.1371/journal.pone.0123503
http://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0123503

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1 comentario

  1. Un artículo muy interesante. No soy paleontólogo, ni científico pero leyendo tu conclusión me vienen a la mente las dos primeras leyes de Clarke:

    1.ª Cuando un científico eminente pero anciano afirma que algo es posible, es casi seguro que tiene razón. Cuando afirma que algo es imposible, muy probablemente está equivocado.
    2.ª La única manera de descubrir los límites de lo posible es aventurarse un poco más allá, hacia lo imposible.

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