Esta mañana he leído un artículo de lo más interesante aquí. Y me he quedado asustado, rabioso, cabreado, y en parte contrariado. La parte contrariada es una rareza, porque el resto de sentimientos que me ha despertado el texto nacen de la RAZÓN. A lo largo de mi formación, e independientemente de mis estudios, he ido formándome de una manera racional y científica, que me ha permitido ser muy objetivo en mi día a día. En ciencia se trabaja de ese modo, razonando. Si tienes una idea, es bueno su razonamiento y hay evidencias que la apoyen, se acepta que tu idea es buena. Si no hay evidencias y encima su razonamiento se basa en cosas que no tienen mucho en qué apoyarse, lo siento, debes buscar una idea mejor.
Y quien dice que debes «seguir buscando» no es nadie en concreto. Al parecer existe la idea común de que hay una especie de «sociedad de científicos» que decide qué se puede decir y qué no. Y no es cierto. Soy un científico jóven e ignorante, y me equivoco mucho en cada paso que doy, pero incluso siendo alguien que empieza con torpeza, si sigues haciendo las cosas COMO SE DEBE, puedes publicar tus resultados. No existe ningún tribunal omnipotente de las ciencias, simplemente cada nuevo descubrimiento es analizado críticamente, y se espera que los resultados tengan sentido estadistico, sean repetibles, y sean razonables y consistentes con otras áreas del conocimiento. Es la única manera de aportar OBJETIVIDAD, y por lo tanto, es la única manera de eliminar las interpretaciones parciales, subjetividades, errores humanos y demás torpezas que (en principio inintencionadamente) cometemos las personas. Por lo tanto, cada vez que vemos a algún supuesto científico reclamar que «la ciencia oficial» rechaza su idea «por contrariar las ideas generales», no debemos dejarnos engañar. Os lo digo desde dentro y con el corazón en la mano: en la ciencia no se trabaja así. Si ese señor no puede publicar su trabajo es porque su hipótesis no se sostiene y existen muchas otras explicaciones más razonables al fenómeno observado.
Y aquí es donde llegamos al asunto del artículo de hoy. La medicina nació junto a las ciencias biológicas. No deja de ser una ciencia más. Y cada resultado, tratamiento o estudio de enfermedad sigue EXACTAMENTE el mismo modo de proceder que el resto de ciencias. Significatividad estadística, comprobación y replicado de resultados por parte de otros investigadores, eliminación de que los resultados se deban a una casualidad y comprobación de la causalidad. Si un tratamiento contra el cáncer está siendo usado por médicos, es porque alguien lo pensó, elaboró una experimentación crítica y metódica. Realizó muchos replicados de todo ello, y encontró que FUNCIONABA en suficientes casos INDEPENDIENTES como para que tenga SIGNIFICATIVIDAD ESTADÍSTICA. Además, una vez se publicase, los datos exactos y concretos de su proceder estuvieron al alcance de otros investigadores que pudieron repetir esos resultados, confirmándose la utilidad. Con el tiempo, su más que comprobada eficiencia se vió lo bastante apoyada como para que se aplicase a humanos. Y así, al final, llega a nuestros hospitales.
Claro que en la sanidad hay un negocio. ¡Hasta en paleontología lo hay! Pero eso no excluye que el modo de actuar sea el CORRECTO, el basado en los DATOS OBJETIVOS. Y es por eso que cuando un médico te receta algo, o te manda a hacer un tratamiento, o aconseja operarte, debes hacerle caso. Porque detrás de ese papel con letra ininteligible hay años, y en ocasiones décadas de trabajo científico riguroso que han llevado a comprobar de manera realista y palpable que esa es la manera más efectiva de curar tu dolencia.
La contradicción sentida al leer el artículo que citaba el principio se basa en que algunos de vosotros sois personas más espirituales (como John Locke) mientras que yo soy 100% el John Shepard de la primera temporada. 100% hombre de ciencia. Y he llegado a ser así tras haber pasado por fases «crédulas» en mi oscuro pasado. Llegué a creer a pies juntillas durante mi adolescencia en fenómenos paranormales, conspiraciones, e incluso llegué a ser un creyente convencido del dios judeocristiano. Y poco a poco, observando el mundo críticamente, me desmarqué de TODO ello hasta ser una persona especialmente crítica y escéptica. A todos aquellos que confiéis en medicinas alternativas y terapias no médicas: no pretendo ofender. Sabéis que soy una persona que es lo último que pretende. Pero como científico-una parte de mi ser que no puede separarse del resto- os aconsejo que NUNCA recurráis a ellas como ALTERNATIVA a la medicina. ¿Queréis probarlas? Adelante, pero sabed bien que la manera más efectiva es la que te van a recetar los médicos. Nunca abandonéis un tratamiento médico. Si realmente queréis seguir con ello, COMPLEMENTAD, pero no substituyáis. Porque las terapias nuevas, emergentes, o como queráis llamarlas, que llegan a funcionar y se comprueban, pasan a ser medicina y punto. Y si no, es que o bien no funcionan, o no ha habido manera de demostrar su efectividad hasta ahora. De hecho, no os lo aconsejo. Os lo ruego. Porque si estáis leyendo esto es que de algún modo, aunque sea sólo como bloguero y lectores, hay una conexión. Y no quiero que nadie lo pase mal, enferme, o incluso muera por retrasar los tratamientos médicos esperando a que otra terapia de moda le haga efecto.
Espero haber sido lo suficientemente claro y respetuoso. 🙂
El problema son los médicos (licenciados y doctores en medicina) que trabajan en medicinas alternativas, homeopatía, etc y que le dan credibilidad a estas terapias
Por desgracia, la pela es la pela!!!
A mi personalmente este tema me empieza a sacar de mis casillas… ¿Cómo puede ser legal cobrar por poner en peligro la salud de la gente? ¿Dónde empieza a considerarse estafa?
Mmm… Una entrada muy interesante. Mucho. Sobre todo porque es rica en matices y da pie a muchas vías de discusión, sana y comprometida que darían para una buen velada sin duda.
1. Siento verdadero interés por la fitoterapia y otras terapias llamadas «alternativas». Creo que se necesita un amplio conocimiento farmacológico y médico para poder sacarles el verdadero provecho que quizá merezcan. A fin y al cabo la Farmacología y las medicinas nacen precisamente de la Naturaleza. Así pocas personas (médicos) pueden usarla y administrarla.
2. Siempre hay que confiar en las terapias médicas actuales basadas en el estudio científico. SIN DUDA. Lo demás, como bien se dice, es alternativo, algo más que se busca además, nunca antes de, la actividad médica.
3. ¿Eres 100% científico? No estaría muy seguro. La propia evolución que has descrito sobre tu desarrollo personal dice algo más, que eres capaz de evolucionar, de seguir adelante, creo que esta etapa de esfuerzo científico va a ceder el paso a un período de verdadero holismo que es lo que caracteriza el verdadero científico, esa persona que parece no tener importancia y no darle importancia a lo que hace, porque sabe que, aún siéndolo, no es más que una gota en el extenso mar del universo. Pienso que en el mundo hay cabida para cada una de las fases por las que has pasado y que todas son importantes en su justa medida. Y se puede ser científico siendo altamente intuitivo. Recuerda que los grandes descubrimientos de la Ciencia, tras mucho trabajo, han sido fruto de la inspiración.
4. Todo extremo se llega a tocar y la vida tiene un ritmo pendular. La propia historia del hombre es una prueba. Nada es eterno y la misma Ciencia ha visto más de una vez sus pilares sacudidos por la presencia de nuevos descubrimientos que la hacen madurar, como movimientos telúricos a la propia Tierra… La cuántica es buena prueba de ello (gobierna lo infinitesimal y lo galáctico) y la Paleontología también. En el fondo todo nada en el mar de la Incertidumbre. Cada paso no es el definitivo, como la Ciencia (emulando en su momento a la Religión) creyó en el s. XX, si no un comienzo, una paso a la diversidad de nuevos descubrimientos, un darse cuenta de que la Vida es mucho más azarosa, diversa y divertida de lo que nunca habíamos pensado posible. Eso hace a la Ciencia divertida, no la rigidez de los convencionalismos, de los que también adolece y mucho. Esas armas son sólo ayudas, trampolines de los que saltar a la caza de nuevos descubrimientos que nos hacen más complejos y a la vez más comprensibles, más nosotros mismos. Y personas como tú están aquí para eso. Y para mucho más.
Siempre me ha resultado muy curioso que se llame a ciencia médica «medicina tradicional» y lo otro sean «terapias alternativas» siendo que la medicina y quienes la practican no dejan jamás de estudiar, de actualizarse, de intentar cosas nuevas, de buscar métodos más eficientes y menos invasivos. No paran de renovarse, de mejorar, de crecer, de probar…mientras que esas «terapias alternativas» datan de hace demasiados años como para que podamos extrapolarlas a nuestros días. No digo que no sean pautas de vida recomendables, está bien seguir determinados tipos de dieta, ayudarnos de la acupuntura, y tomar remedios naturales para fortalecer nuestra salud básica, pero como bien dices, no son sustitutivas de un tratamiento médico «tradicional». Entiendo tu hervor de sangre, y lo comparto.