Y es que a pie de yacimiento, como reza el título, surgen la tira de burradas. Por ello, os presentamos el material de excavación llevado a un extremo. Hoy, la pala.

Palas
¿Quién no usa una pala alguna vez? Sea vuestra excavación un trabajo calmado, con capazos y visitas a la escombrera, sea un trabajo de extracción de muestras para lavar, o sea un «a saco» con azadas, palas y carretillas, no podéis permitiros no tener una de estas a mano.

Descripción: La palabra «Pala» describe muy bien el instrumento, se trata de un palo, al que le han enganchado en un extremo una superficie para recoger sedimento (en nuestro caso, claro está).

Historia: El uso de la pala en paleontología es antiquísimo: se dice que Aristóteles recogía bivalvos a palazos, y que el mismísimo Cuvier tenía una para su jardín!

Variedad: Las palas usadas en paleontología de campo y playa suelen ser de punta, las cuadradas las dejaremos para otros usos. Asi mismo, podemos distinguir tres versiones:
Pala normal: las buenas son las de «Bellota», tienen un mango que termina en forma de «T» para cogerlas mejor.
Palita: pala pequeña, hermana menor de la pala anterior. Útil para recovecos. Ya se sabe, de tal pala…
Pala «Winchester»: Versión «premium» de la pala normal. Su extremo no tiene forma de «T» sino que lleva incorporada un asa de lo más molona y util. Se han popularizado gracias a los hermanos Winchester, aunque estos las usan para exhumar restos más recientes pque después salan y queman.

En la imagen, los Winchester en pleno trabajo…

Post dedicado a Luis y Sandra… no os olvidéis de la sal!

También te puede gustar:

1 comentario

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *