¿Nos estamos volviendo locos? Cuando Emanuel Tschopp y sus colegas se disponían a hacer un análisis de los ejemplares de diplodócidos no podían imaginarse que s eiba a liar tan parda. Pero empecemos por el principio. Los dinosaurios comunmente llamados «cuellilargos» son el realidad un grupo de dinosaurios muy diverso, y su nombre de verdad de la buena es «Saurópodos». Todo este grupo de dinosaurios tiene en común tener un cuello y cola largos, ser cuadrúpedos (andar a cuatro patas) y ser fitófagos (lo que siempre se ha llamado herbívoros, pero como en aquella época no había hierba, pues deberíamos llamarlos así).
Dentro de los saurópodos hay varios grupos también. Y uno de esos grupos es el de los «Diplodócidos». Si, este grupo incluye tanto a Diplodocus como a sus parientes. Incluido al Brontosaurus. Veréis, el género Apatosaurus, un pariente de Diplodocus un tanto más robustote, fue descrito por Othniel Charles Marsh en 1877. Un par de años más tarde, en 1879, describió otro bichejo como Brontosaurus, que significa el «lagarto del trueno» (Thor seguro que estaba especialmente complacido con semejante bichosaurio). Lamentablemente, años más tarde se descubrió que Apatosaurus era de hecho un Brontosaurus joven, y como el género Apatosaurus fue publicado primero, Brontosaurus se llevó la peor parte. Y por mucho que fuese el nombre más molón de dinosaurio jamás ideado en el mundo mucdial, desde entonces el nombre de Brontosaurus no fue considerado válido, siendo un sinónimo de Apatosaurus.
Pero ¡Ah, amigo! Tschopp y colaboradores se decidieron a hacer un análisis detallado de todos los ejemplares de diplodócidos conocidos hasta la fecha. Con este análisis, querían ver cuál podía ser la variación intraespecífica o intragénero. Analizaron unos 500 caracteres anatómicos pertenecientes a docenos de especímenes pertenecientes a alrededor de una veintena de especies conocidas de diplodócidos. Y ¡sorpresa, sorpresa!
Sus datos hablaron por si solos, y parece ser que tras más de un siglo, Brontosaurus debe ser considerado un género totalmente válido. Pero ojo, este trabajo trae más cola: se describe un género nuevo, Galeamopus, a partir del material que se llamaba hasta ahora Diplodocus hayi; o se propone que Dinheirosaurus se incluya en el género Supersaurus.
¡Toda una noticiaca!
Referencia: Tschopp, E., Mateus, O. & Benson, R. B. J. PeerJ http://dx.doi.org/10.7717/peerj.857 (2015).