¡Los peces acorazados!

No sé si sois de los que habéis ojeado muchas guías de fauna fosil. Si es así, estos animales os habrán fascinado. Y si no es así, permitidme que os los presente. Muchos millones de años antes de que los primeros dinosaurios dominasen los ecosistemas terrestres y que los gigantescos reptiles marinos cazasen a sus anchas por los océanos, hubo unos depredadores formidables bajo el agua.

Hablo de los Placodermos. Este grupo apareció a finales del Silúrico y desapareció en el tránsito Devónico-Carbonífero. Fueron de los primeros vertebrados con mandíbula, porque recordemos que hubo «peces» anteriores, a los que conocemos como agnatos, que carecen de ella. ¿Quedan aún peces sin mandíbula? ¡Por supuesto! Las lampreas y mixinos son sus últimos representantes, pero en el pasado los agnatos fueron muy muy diversos, y también incluyeron formas acorazadas, ya que la zona de su cuerpo que constituiría su cabeza estaba cubierta de robustos escudos de hueso, y el resto de su cuerpo estaba cubierto de duras escamas. Por contra, los actuales, esas anguilillas que se alimentan de carroña o sangre, no tienen armadura alguna.

Los agnatos acorazados fueron perdiendo terreno con la llegada de los peces mandibulados. Los Placodermos llegaron a ser más diversos a finales del Devónico, justo coincidiendo con el declive de los agnatos. ¿Y de donde proviene la mandíbula? Pues podríamos dedicarnos un día a hablar sólo de este tema, pero todo apunta a que proviene del primer arco branquial. Los arcos branquiales son la estructura que soporta las branquias en los peces, y como podrás imaginar, mantiene su forma gracias al cartílago o hueso en su interior. Imagínate que los ancestros de los peces mandibulados tuvieran unos arcos branquiales más o menos flexibles. Y que estos animales, cuando iban filtrando y buscando alimento, se encontraban con «presas» de diferentes tamaños. Aquellos cuyos primeros arcos branquiales fueran más flexibles podrían contraer la boca y podrían perder menos presas. Y por lo tanto, a la larga, se alimentarían mejor. ¡Y llegarían vivos a la edad moza de llevar a su pareja al baile de fin de curso e incluso reproducirse! Y abundarían más aquellos con los arcos flexibles. Y con el tiempo, aquellos que articularan totalmente este arco hasta formar una mandíbula plenamente funcional.

Esta ventaja hizo que los primeros peces mandibulados se diversificaran mucho, y entre los Placodermos encontramos formas muy variadas. Desde formas aplanadas dorsoventralmente y adaptadas a vivir en el fondo marino como Bothriolepis hasta grandes depredadores que alcanzaron los 10 metros de largo como Dunkleosteus. ¡Menudo bicharraco!

Y es que la vida ha sido maravillosamente dispar, con formas extravagantes e impreisonantes desde muuuucho tiempo antes de que los dinosaurios apareciesen.