El tiempo en geología es terriblemente extenso, como sabéis, medido en millones de años desde la formación de la Tierra. El tiempo transcurrido desde ese momento hasta la actualidad se divide en tres grandes “eones”: Arcaico, Proterozoico y Fanerozoico. En ocasiones, a los dos primeros se les agrupa como “Precámbrico”. El Fanerozoico (desde hace 540 millones de años hasta la actualidad) es el que nos interesa en especial, ya que en él se encuentra el mayor registro fósil de vida. Todo registro anterior en el Proterozoico es muy puntual, y es en el Fanerozoico cuando se produce la “explosión” de la vida. A dicho eón lo dividimos en tres eras: Paleozoico (vida antigua), Mesozoico (vida intermedia) y Cenozoico (vida reciente).
Recientemente mi colega Egon me pedía «una explicación concreta y concisa sobre las épocas/eras relevantes en la paleontología, junto con sus hitos principales, ordenadas cronológicamente«. Y me alegré que me hiciera es pregunta, porque por un lado demuestra curiosidad por nuestro campo y por la ciencia. Pero por otro lado, significa que hay tanta paja en internet (ahorrémonos el chiste), que encontrar el grano es dificil. Y que hay cosas que nosotros consideramos básicas, y que no han llegado al gran público. Así que cogí el teclado y le mandé una respuesta todo lo concisa y coleguera posible. Y salió más o menos esto:
El Paleozoico arranca hace 540 millones de años y termina hace unos 250. Comprende los periodos Cámbrico (primer periodo con gran registro de fósiles de animales, debido a la adquisición de caparazones y partes duras en su anatomía, de ahí que se hable de “explosión cámbrica”), Ordovícico (gran desarrollo de faunas de invertebrados y a su final, una extinción masiva), Silúrico (gran desarrollo de los peces, nuevos señores de los mares), Devónico (primeros registros de flora y fauna terrestres), Carbonífero (gran desarrollo de la flora, grandes bosques llenan la superficie terrestre y habitan grandes insectos, anfibios, y los primeros reptiles) y Pérmico (los reptiles dominan la superficie de la Tierra, entre ellos los precursores de los dinosaurios y los precursores de los mamíferos). A finales del Pérmico se produjo una gran extinción en masa, que casi aniquila la vida sobre el planeta. ¡Nos salvamos de milagro!
Tras la extinción de finales del Pérmico, la vida se recupera. Entramos en el Mesozoico, que dividimos en tres periodos mucho más conocidos: Triásico (cuando aparecen los dinosaurios y los mamíferos), Jurásico (cuando los dinosaurios se diversifican, aparecen las aves, y algunos grupos de dinosaurios llegan a alcanzar grandes tamaños) y Cretácico (cuando surgen las plantas angiospermas, con flores y frutos, y siguen diversificándose los dinosaurios, incluidas las aves). El final del Cretácico lo marca otra extinción en masa, que fue la responsable de la extinción de la mayoría de dinosaurios. Y digo la mayoría, porque las aves sobrevivieron (y son tan dinosaurios como el Diplodocus).
Una vez más, “la vida se abre camino” y tras la extinción, la vida vuelve a diversificarse en el Cenozoico, la era de los mamíferos. Esta era se dividía tradicionalmente en Terciario y Cuaternario, pero esa clasificación se quedó un tanto obsoleta. Lo que se lleva ahora es hablar de Paleógeno (que comprende el Paleoceno, Eoceno y Oligoceno), Neógeno (Mioceno y Plioceno) y Cuaternario (Pleistoceno y Holoceno). Durante el Oligoceno se levantan los Alpes y el Himalaya por colisiones entre placas; durante el Mioceno aparecen grupos tan conocidos como los mastodontes, los félidos con dientes de sable o los primeros homínidos (en el sentido en el que hablan de «homínidos» los primatólogos); y en el Plioceno se diversifican los homínidos, apareciendo los géneros Australopithecus o el propio Homo. Durante el Pleistoceno tienen lugar las últimas glaciaciones y encontramos las típicas faunas de la Edad del Hielo, como los mamuts, los neandertales o los H. sapiens. Y actualmente se considera que todavía vivimos inmersos en el Holoceno.
Y he aquí una manera rápida y concisa de hacer un repaso por el tiempo geológico. Probablemente me deje centenares de hitos, pero así ha sido contado. ¡Ya habrá tiempo para cavar más hondo!