Soy aficionado a la ciencia ficción desde niño. Me encantaban las películas de naves espaciales y de científicos locos haciendo experimentos más locos aún.
Se me ocurrió en el año 2003, cuando conocí la labor que llevaban a cabo dos profesores de la UPC. Enseñaban una asignatura de física utilizando ejemplos sacados del cine y los libros de ciencia ficción. En 2004 propuse la idea a mi universidad y la aceptaron.
El potencial de la CF para enseñar ciencia es enorme. Yo llevo haciéndolo ya 8 años y cada curso se me ocurren cosas nuevas. Pero lo más importante son las que se les ocurren a los propios estudiantes. La buena CF es tremendamente sugestiva, estimula la imaginación y la creatividad. Grandes ideas de la ciencia surgieron previamente en el mundo de la ciencia ficción y han llegado a hacerse realidad. Y otras muchas lo serán en el futuro.
Yo creo que las películas con poco rigor científico tienen ventajas e inconvenientes. Sería largo de analizar pero fundamentalmente el peligro reside en que el espectador se crea «demasiadas» cosas y confunda ciencia con pseudociencia, dando por cierta la segunda frente a la primera. Por eso lo que yo hago en mis clases es intentar desenmascarar los errores científicos que se cometen en las películas. Y las de poco rigor son las mejores para este fin.
Tengo muchas películas favoritas: Contact, El ser del planeta X, Planeta prohibido, El pueblo de los malditos, El planeta de los simios, Alien, La cosa, Enemigo mío, La resurrección de Frankenstein. Y me chiflan las pelis de superhéroes… Por contenido científico, un clásico: 2001, una odisea del espacio.